Es curioso, pero cada vez me convenzo de que la música de Khachaturian siendo de una gran fuerza emotiva y un intenso dramatismolo lo hallo en dos de las escenas del ballet en las cuales considero que logró su cometido; prácticamente para mí son los momentos más álgidos y climáticos de la obra.
No me sumo a las tradicionales críticas que siguen considerando que el argumento manifiesta maniqueísmos, pues en primer lugar esta basado en acontecimientos históricos que no podemos refutar, sino en el misterioso encanto que la nobleza, el amor, la seducción, la envidia, el chantaje y manipulación conduce a las acciones, y para este particular contexto, a combatir.
Por un lado, tenemos a Aegina que deseosa de fama y fortuna seduce a Craso, el victorioso pretor romano que ha conquistado y vencido en muchas campañas y que esta próximo a consolidar aún más su poder; recelosa incluso del amor que Frigia manifiesta a Espartaco cuando ella misma se hace esclava y ha sido comprada por Craso, convence por todos los medios a éste de acabar con Espartaco y las revueltas de todos los esclavos.
En el ballet esto queda de manifiesto en el segundo acto. Este número es conocido como el “Adagio de Aegina” y es en el número diez de la grabación que dirigió Michail Jurowski que se puede descargar en esta dirección:
Por otra parte, ante la difícil y dura situación que significa el rebelarse ante un poderoso ejército con los altos riesgos de llegar incluso a morir, el más famoso número de este ballet, el “Adagio de Espartaco y Frigia” del acto tercero de la misma grabación, narra la consolación y fuerza que el amor brinda a los espíritus de lucha. Es pues con la figura de Frigia que Espartaco se decide a combatir y no ser un esclavo más, incluso sí para ello hay que perecer.
Aunque no dudo de los elementos románticos contenidos en la obra, pienso que a lo largo de la historia es difícil comprender que en las guerras las mujeres determinan mucho de sus desarrollos, y este ballet hace una invitación a considerarlo. Para estas líneas me habría encantado saber de los propios creadores y más del propio Khachaturian si esto que percibo también fue una de sus pretensiones.
Me baso propiamente en la audición de la música para expresar estas consideraciones y por último señalar una inconformidad respecto a la coreografía de Yuri Grigorovich que conozco a través de un DVD. Me refiero principalmente a la debilidad que manifiesta la danza en el “Adagio de Aegina”. He tratado de buscarlo en Youtube para así demostrárselos pero solo puedo describirles que en dicha escena habría sido más acertado brindarles a los dos personajes un espacio de intimidad en los cuales ella con sus encantos desenvolviera sus más oscuras intenciones; no tanto así gastando los elementos que la música emplea para otros personajes que los acompañan, pero lo sé muy bien, yo no soy coreógrafo.
Y para el “Adagio de Espartaco y Frigia” sólo decir que más allá de los recursos que todo pas de deux debe contener, este no es de mis favoritos, pero libre de expresión por danzarse como se quiera, estoy seguro que se deberán al sentir de las muy diversas ideas y significados que le conferimos al amor.
Disfruten pues de este número en otra coregorafía distinta; he de compartirles el dato de que para los ingleses entre 1971 y 1980 a través de la serie de televisión inglesa “La línea Onedin” (con la autorización del propio Khachaturian) fue la más popular y fresa manera de no tan sólo conocer este adagio, a más de ser tocado como parte independiente por orquestas sinfónicas, en verdad que tiene mucho mayor significado y será un gran deleite su presentación completa, pero afortunadamente esta grabación en disco es lo más cercano a lo que les digo, y a mi parecer es una muy buena versión, así que espero puedan disfrutarla tanto como yo:
http://www.youtube.com/watch?v=8kj5Rbx29zk